
Photo©:
Agencia Delta27.06.09
LIEDENA. A pesar de la decepción en la contrarreloj individual del jueves, estaba convencido que me encontraba bien, me notaba rápido y mentalizado para intentar conseguir algo grande en un recorrido que se adaptaba a mis características… La prueba del viernes, prometía ser dura tanto por los rivales como por el perfil: había que estar atento, pero sin gastar más de la cuenta para llegar con fuerzas a una exigente parte final. Así, viendo la altísima velocidad de los primeros kilómetros y que nadie se quería quedar eliminado a las primeras de cambio, di por hecho que la fila india no se iba a romper y opté por rodar con agilidad el último del paquete hasta el primer paso por el puerto en el kilómetro sesenta. A partir de ahí me coloqué en cabeza y tras comprobar que tenía buenas piernas, no abandoné los primeros lugares hasta el final. Tras el descenso, la primera criba ya estaba hecha, habíamos quedado veinticinco unidades, seguíamos rodando rapidísimo, sin parones, pero con continuos ataques que obligaban a sobreesfuerzos y persecuciones. Atacar en el segundo paso por el puerto, no estaba dentro de mis previsiones, pero cansado de perseguir y aprovechando que un ciclista potente y rodador estaba escapado, decidí arrancar e irme a por él. Nadie me siguió y en la bajada ya viajábamos juntos aún con cincuenta kilómetros por delante. La ventaja sin embargo, nunca llegó al minuto, pedaleaba con un ojo pendiente de los movimientos del grupo trasero y a veinte kilómetros del final, se nos unió un terceto. Éramos cinco, todos rivales conocidos y tuve claro que la carrera se decidiría entre nosotros: nadie escatimó, volamos dando relevos hasta el final, donde una pared del 19% pondría a cada uno en su lugar. Durante casi la media hora de esfuerzo en terreno llano, tuve tiempo de analizar a mis rivales: pronto me quedó claro que el Oro tenía dueño y que mi posición natural estaba más cerca de quedar cuarto que segundo… Y llegó el muro de casi un kilómetro, el momento de sufrir, de la gloria o la decepción: cuando mi favorito se marchó en solitario, también comprobé que no haría quinto, quedábamos tres corredores para los dos peldaños del podium… Por un momento me vi cuarto, casi me rindo, pero me retorcí como nunca antes lo había hecho, pensando en luchar por la plata para eliminar al segundo rival y asegurar al menos el bronce. A quinientos metros de meta, miré hacia atrás, seguro que el bronce era mío, ya era feliz, lo tenía, pero con la tranquilidad de saberme tercero, aguanté a rueda con sangre fría y lancé el sprint de lejos con todas mis fuerzas… Era Subcampeón de España!!!

Foto antes de firmar con Pablo de
Tamalpais, cabeza visible de
PowerTap y seguidor del blog… Photo©: Voltereta

Otra a punto de salir con los bilbotarras Joseba y Bugno… Photo©: Karra

Desde la ventanilla del coche, en mi única bajada a por agua del día… Photo©: Karra

El momento de la verdad… No puedo salir de mi asombro viendo la relajada cara del ganador, mientras los demás nos retorcemos de dolor!!! Photo©: Carmelo Esteban

Photo©:
Agencia Delta
Photo©: Karra

Posando para los medios de comunicación con el
Parque de Cabárceno al fondo. Photo©: Karra

Como colofón a los Campeonatos, comida en casa de Bugno… Ni en el mejor hotel del mundo se está tan bien!!!

Rico, rico, rico…
**Los datos del
PowerTap en carrera: 3'42h 149kms a 261w-86rpm-149ppm.
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**Hoy, merecido descanso: a ultimísima hora de tarde he salido a rodar en solitario por la zona de Sangüesa, disfrutando de un bonito atardecer con ausencia de viento. He llegado al hotel con 2'15h 64kms a 106ppm.